Antes de que los científicos encontraran la cura, la gente pensaba que el amor era algo bueno. No entendían que un amor -el delirio- florece en tu sangre y no hay forma de escapar de él. Pero ahora, todo ha cambiado. Los científicos han sido capaces de erradicar el amor y los gobernantes exigen que todos los ciudadanos reciban la cura cuando cumplan los dieciocho. Lena Holway siempre ha esperado el día en el que sería curada. Una vida sin amor es una vida sin sufrimiento: segura, medida, predecible y feliz. Pero faltando noventa y cinco días para recibir el tratamiento, Lena hace lo impensable: se enamora.
Lana ha vivido toda la vida a la sombra de su prima Ashton, quien saca las mejores notas, tiene montones de amigos y físicamente parece una modelo. Y lo que Lana más ha envidiado: el amor de Sawyer, de quien ella ha estado secretamente enamorada desde pequeña. Pero las cosas han cambiado: ahora que su prima y Sawyer han roto, Lana tiene la oportunidad de que él se percate de que existe.
Sawyer tiene el corazón roto. Ha perdido a su chica y a su mejor amigo. Pero entonces aparece Lana, la prima de Ashton, una muchacha tímida y dulce que ha pasado de niña… a mujer. ¡Y qué mujer! Sawyer no tiene claro si Lana va a poder curarle las heridas pero, quizá, si pasa tiempo con ella conseguirá poner celosa a su ex.
Lo que empieza como un mero ligue se convierte en un atractivo juego de seducción. Sawyer y Lana tienen motivos diferentes para pasar tiempo juntos, pero sus encuentros acabarán por echar chispas…
La mejor cura para el desamor es un romance apasionado.
A partir de 16 años.